TÃtol : |
El Bosque de los desaparecidos |
Tipus de document : |
text imprès |
Autors : |
Joan Manuel Gisbert ; Solé, Francisco, Il·lustrador |
Editorial : |
Zaragoza : Edelvives |
Data de publicació : |
2007 |
Col·lecció : |
Ala delta núm. 57 |
Nombre de pà gines : |
132 p. |
ll. : |
il. |
Dimensions : |
20 cm |
ISBN/ISSN/DL : |
978-84-263-6211-7 |
Idioma : |
Castellà (spa) |
Classificació : |
I** Llibres d’imaginació a partir de 8 anys |
Resum : |
Una niña llamada Ilse se desvió una tarde de su camino. De haber sabido lo que le iba a ocurrir, no se hubiese alejado ni un paso del sendero que recorrÃa.
Pero aquella tarde el bosque parecÃa más hermoso y acogedor que ningún otro dÃa. Nunca se habÃa adentrado en él por temor a perderse. Pero, casi sin pensarlo, Ilse entró en la arboleda. Aunque caminaba despacio, recorrió sin darse cuenta un trecho bastante largo hasta que, en un claro, cerca de una choza mÃsera, con todo el aspecto de estar abandonada, vio unos rosales grandes que atrajeron poderosamente su atención. Sus rosas eran azules, de tonalidad azul oscurecer, y era imposible dejar de mirarlas. . . |
El Bosque de los desaparecidos [text imprès] / Joan Manuel Gisbert ; Solé, Francisco, Il·lustrador . - Zaragoza : Edelvives, 2007 . - 132 p. : il. ; 20 cm. - ( Ala delta; 57) . ISBN : 978-84-263-6211-7 Idioma : Castellà ( spa)
Classificació : |
I** Llibres d’imaginació a partir de 8 anys |
Resum : |
Una niña llamada Ilse se desvió una tarde de su camino. De haber sabido lo que le iba a ocurrir, no se hubiese alejado ni un paso del sendero que recorrÃa.
Pero aquella tarde el bosque parecÃa más hermoso y acogedor que ningún otro dÃa. Nunca se habÃa adentrado en él por temor a perderse. Pero, casi sin pensarlo, Ilse entró en la arboleda. Aunque caminaba despacio, recorrió sin darse cuenta un trecho bastante largo hasta que, en un claro, cerca de una choza mÃsera, con todo el aspecto de estar abandonada, vio unos rosales grandes que atrajeron poderosamente su atención. Sus rosas eran azules, de tonalidad azul oscurecer, y era imposible dejar de mirarlas. . . |
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